A principios del siglo XX, la parroquia de Mundaka decide adquirir un nuevo órgano solicitando a diversas casas constructoras información sobre diferentes modelos. Se consultó con don Jesus Guridi y este indicó que los construidos por casas españolas desafinaban todos en el registro de voz humana.
La casa Gutschenritter (Merklin) de Paris, constructora del órgano de Algorta, presentó un catálogo en el que figuraba un órgano que se eligió: el precio ascendía a 25.000 pesetas y ofrecían una garantía de diez años. Entregada la cifra estipulada como primer plazo, se recibió una carta un tanto alarmante de mundaqueses residentes en Paris, al considerar como precaria y crítica la situación de la casa constructora. Se convino en enviar a una persona desde Mundaka a fin de que comunicara la verdadera situación económica por la que atravesaban, así como de asistir a la asamblea de acreedores en la que se hicieran valer los derechos de la parroquia sobre la cantidad desembolsada correspondiente al primer plazo. Se depositaron los documentos en el tribunal de comercio del Sena, pero los representantes mundaqueses no pudieron acudir a la reunión por haberse recibido la citación tardíamente. Posteriormente pudo comprobarse la pérdida del crédito pendiente al existir un pasivo de 200.000 francos y tan solo 22.000 de activo, por la realización del material liquidado. No obstante y tras el mencionado revés, la comisión volvió a ponerse en contacto con otra casa francesa, “Fortin”, pero surgió la guerra europea de 1914 y aún cuando se había llegado a un acuerdo, hubo que rescindir el contrato.
Finalmente se recurre a las casas españolas Lope Alberdi, Elezgaray y Viuda de Amezua, optando, una vez que se estudiaron las propuestas, por la de Lope Alberdi, quien señaló un precio de 25.000 pesetas y garantía de veinte años.
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